El brillo del cielo nocturno ha aumentado un 10% cada año desde hace una década, según un estudio publicado en Science y la contaminación lumínica afecta a 8 de cada 10 personas, según otro informe. Este aumento exponencial afecta de manera directa a la tasa de gasto energético, la calidad del cielo, y al medioambiente.
El brillo del cielo nocturno ha aumentado un 10% cada año en la última década.
- Este incremento tiene un impacto directo en el gasto energético, la calidad del cielo, la sostenibilidad de los ecosistemas y la biodiversidad.
- El 60% de los habitantes de la Unión Europea no pueden ver la vía láctea por exceso de luz.
- Los sistemas de iluminación de reservas naturales empleados hasta la fecha han puesto en riesgo la supervivencia de especies autóctonas.
- Roblan es una de las pocas firmas españolas cuyos led cuentan con la certificación del Instituto de Astrofísica de Canarias.
El brillo del cielo nocturno ha aumentado un 10% cada año desde hace una década, según un estudio publicado en Science y la contaminación lumínica afecta a 8 de cada 10 personas, según otro informe. Este aumento exponencial afecta de manera directa a la tasa de gasto energético, la calidad del cielo, y al medioambiente.
Lo cierto es que cada vez hay más estudios que alertan sobre los riesgos de la contaminación lumínica y su crecimiento exponencial. Sin embargo, existen maneras de frenarla. Ahí es donde entran en juego empresas como Roblan, fabricante de sistemas de iluminación led, que luchan para que desde las instituciones fomenten la transición de la iluminación pública a sistemas más sostenibles y eficientes.
Si las luminarias no están ubicadas y diseñadas de manera eficiente, terminan enviando halos de luz hacia el suelo y el cielo, causando este tipo de contaminación. Entre sus principales causas destacan el empleo excesivo de luz, la potencia contratada, la iluminación nocturna cuando no es imprescindible y la falta de concienciación del usuario y las instituciones. “Los factores que hacen aumentar la contaminación lumínica no son otros que el uso de una iluminación mal diseñada”, explica Arturo Pereira, director general de Roblan.
Aunque se han realizado proyectos de reemplazo de luminarias de alto consumo energético por led, en muchos casos se optó por la instalación de luminarias led más azuladas, sin tener en cuenta que son más perjudiciales que otras más cálidas o que aquellas que tienen certificaciones medioambientales. ROBLAN es una de las pocas firmas que ha obtenido la certificación del Instituto de Astrofísica de Canarias, que comprueba que las luminarias viales o de exterior son aptas para instalar hasta en las zonas más delicadas por ser respetuosas con el medio ambiente, ya que tienen un tono de luz muy cálido, sin luz azulada y su emisión hacia el cielo es completamente nula.
Recomendaciones para combatir la contaminación lumínica
“Es fundamental apoyarnos en el Human Centric Lighting, en diseños de iluminación que pongan en el centro las necesidades de los usuarios y que desde las instituciones se fomente el uso de luminarias más eficientes, pero también más respetuosas con nosotros y con el medioambiente”, asegura Pereira.
En este sentido, desde Roblan recuerdan que en ocasiones se tiende a instalar puntos extra LED, que no solo repercuten en la contaminación lumínica, sino que reducen el nivel de ahorro.
“Para evitar la contaminación lumínica es imprescindible calcular el número ideal de puntos de luz, así se consiguen los niveles recomendados. Además, hay que asegurar que las luminarias instaladas proyecten su halo siempre hacia abajo sin llegar a superar la horizontalidad para que esta luz no se pierda, también es importante estudiar bien el horario de encendido y la potencia utilizada”, explica María Hernández, coordinadora del área de proyectos de Roblan.
Conservación del medioambiente
Este problema no solo repercute en el gasto, en la posibilidad de generar accidentes de tráfico debido al deslumbramiento o en la imposibilidad de disfrutar del cielo estrellado; la contaminación lumínica está alterando los ciclos biológicos de personas, animales y plantas. Concretamente, son las aves y los insectos polinizadores los más afectados por desorientación y cambios en sus ciclos, algo que perjudica la biodiversidad de las especies.
Para muestra, un botón: el estudio “Artificial Light at Night: State of the Science 2022”, concluye que todo tipo de vida se ve impactada, desde las aves que vuelan fuera de su ruta, hasta los insectos, que pueden ser una presa más fácil. Recientemente, han publicado una investigación en la revista Insects que apunta que la iluminación artificial puede estar facilitando que algunos mosquitos amplíen su temporada de presencia y actividad. Todo ello, aumentaría la posibilidad de contagio de enfermedades como el Virus del Nilo.
“El problema más importante sucede en las reservas naturales y espacios protegidos, dado que los sistemas de iluminación que se han estado utilizando han puesto en peligro a numerosas especies autóctonas. Esta situación cambia sus patrones de conducta, provoca una descoordinación en las migraciones o modificaciones en sus hábitos de alimentación o reproducción. Es crucial que esas zonas se iluminen con sistemas eficientes y no contaminantes como los leds certificados, proyectando el color exacto de luz para evitar el desperdicio hacia el cielo”, incide Hernández.
El 60% de los habitantes de la Unión Europea no pueden ver la vía láctea por exceso de luz, según investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Contaminación Lumínica. En esta semana en la que se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, Roblan insta a particulares e instituciones a poner de su parte para lograr cambiar las cosas y mitigar esta lacra.