Un pequeño telescopio ruso en Canarias logra un descubrimiento histórico sobre agujeros negros

En un avance sin precedentes, el telescopio robótico MASTER-IAC, de solo 40 cm y ubicado en el Observatorio del Teide (Tenerife), captó por primera vez los momentos iniciales del colapso de una superestrella que dio lugar a un agujero negro. Este descubrimiento, liderado por la Universidad de Maryland en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), revoluciona nuestra comprensión de estos fenómenos astrofísicos extremos.

El telescopio MASTER-IAC fue el primero en detectar la alerta de un satélite de la NASA, observando en tiempo real el inicio del colapso estelar y la formación del agujero negro. Además, por primera vez, se detectó que el chorro inicial de energía y materia emitido por el colapso genera un campo magnético, lo que permite afinar modelos para futuros estudios de agujeros negros.

“Las ráfagas de rayos gamma son eventos catastróficos, vinculados a las explosiones de estrellas enormes, cincuenta veces más grandes que nuestro sol”, explica en un comunicado Eleonora Troja, del departamento de astronomía de la UMD. Si se elaborase una lista de las explosiones más poderosas ocurridas en el Universo, indica la experta, las de rayos gamma se situarían “justo por detrás del Big Bang”.

El telescopio robótico del Teide MASTER-IAC fue el primero de mundo que captó la alerta y apuntó hacia el lugar del parto, teniendo la oportunidad providencial de vivir en el primer instancia, es decir, en los primeros segundos, qué ocurre cuando tal fenómeno se origina. Así pudo comprobar por primera vez que cuando la estrella colapsa y el agujero negro está en fase embrionaria se desata un fuerte chorro de material y energía, equivalente a toda la energía que libera el sol a lo largo de toda su existencia. Lo que es más importante del descubrimiento del telescopio del IAC es que pudo presenciar que en ese primer instante se origina un campo magnético, extremo desconocido hasta ahora, que condiciona la polarización de la luz. “El descubrimiento nos llena de orgullo, pero sobre todo es una gran aportación a la ciencia”, declaró a DIARIO DE AVISOS el director de IAC, Rafael Rebolo. “Nuestro pequeño telescopio robótico ha tenido el honor de captar la alerta y medir por primera vez en la historia la polarización de la energía, y averiguar cómo es el campo magnético en ese momento. Esto no es cualquier cosa, sino un gran avance, porque nos permitirá seleccionar los modelos para posteriores estudios de agujeros negros, pudiendo ir a partir de ahora con más precisión que nunca”.

El hallazgo del telescopio robótico de la Universidad de Moscú instalado en el Observatorio del Teide en Tenerife constituye toda una sorpresa para los investigadores especializados en agujeros negros. El pequeño instrumento inaugurado hace dos años por el rey Felipe VI consiguió este éxito mundial en junio del año pasado, y ahora ha trascendido en tras su publicación en la prestigiosa revista científica ‘Nature’.

Un satélite de la NASA, llamado Fermi (en honor de uno de los físicos italianos más relevantes del siglo XX) dio la alerta sobre el nacimiento de un agujero negro. El telescopio tinerfeño fue el primero en detectar esa señal y dirigir su ojo hacia el lugar de los hechos. Pudo observar el chorro de materia y radiación que se produce en ese primer instante. Fue testigo excepcional porque se había producido una primer micro estallido de la superestrella que de inmediato fue seguido por otro estallido que duró más tiempo (medido en apenas segundos).

El robot pudo medir la polarización de la luz (filtrado de las ondas) y determinó que se genera un campo magnético. El chorro de partículas de radiación está muy polarizada ya en ese momento inicial, algo inédito hasta ahora. “Es como un cañón de altísima energía, más propio de la ficción de la Guerra de las Galaxias, pero sí ocurre en la realidad”, bromeó Rafael Rebolo, director del IAC en declaraciones a DIARIO DE AVISOS. Según Rebolo, en otras observaciones hasta ahora se sabía que había una gran explosión de rayos gamma (un estallido super masivo que se dirigió hasta nuestro Sistema Solar), pero esta vez ha sido tan intenso que cabría afirmar que es la primera vez que se ha podido divisar de modo visible.

Se trata de una medición de radiación visible. En pocos segundos se desató una liberación de energía tal que equivaldría a la del sol en toda su vida. “Hemos podido ser los primeros y afinar en la medición sobre uno de los fenómenos más importantes en el Universo actual”, declaró Rebolo.

“Con telescopios pequeños se puede hacer también ciencia de primera línea”, señaló Rebolo sobre este aparato robótico de pequeñas dimensiones el MASTER-IAC de la Universidad de Moscú, instalado en el Teide y autor del hallazgo. Su especialidad es la búsqueda de fenómenos energéticos del Universo. Esta ha sido una especie de debut milagroso del telescopio según el máximo responsable del IAC. El hallazgo se produjo en junio de 2016 y fue publicado por primera vez en julio de 2017.

Todos lo concerniente a los agujeros negros genera una gran expectación en el mundo entero. El físico teórico Stephen Hawking mostró su interés y fascinación por los mismos durante su visita a la sede del IAC y departió sobre el fenómeno con uno de sus máximos expertos, Rafael Rebolo, uno de los directores de la investigación. Hasta ahora se sabía que la energía estaba polarizada en etapas avanzadas de la generación de un agujero negro, “pero se desconocía que también se produjera tan temprano”.

Para Rebolo, uno de los aspectos más positivos de este descubrimiento es que la alerta de estallidos de rayos gamma la produjo un satélite de la NASA (Estados Unidos) y el primer telescopio en captarla fue este pequeño instrumento robótico de la Universidad de Moscú instalado en Tenerife. “Entre Estados Unidos y Rusia hemos estado nosotros, el IAC, lo que significa un tanto para Canarias y España y demuestra que en ciencia puede establecerse una colaboración noble sin fronteras. Solo el tiempo dirá”, señaló el alcance de este hallazgo en la historia del IAC, pero ya supone la primera investigación de este año para la ciencia mundial de los agujeros negros.

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