El Manifiesto Slowlight para una iluminación pública sostenible recoge los principios básicos de la filosofía Slowlight y abre la puerta de entrada a esta iniciativa.
La cadena de valor de la iluminación técnica en nuestro país tiene muchos eslabones. Bien engrasada puede funcionar como un mecanismo afinado, pero cuando algún eslabón falla, el conjunto se resiente. Si además cada uno hace su trabajo de modo aislado, sin formar parte de algo, la fuerza del conjunto se diluye. En esa cadena estamos muchos profesionales, empresas, instituciones, asociaciones con una gran capacidad técnica, experiencia y méritos de sobra conocidos y demostrados. Asociaciones y entidades que han abierto camino, que han defendido la profesión, la iluminación de calidad, la defensa del cielo nocturno no contaminado y los derechos de los ciudadanos. Debemos reconocer su mérito, aplaudir su esfuerzo y continuar apoyándolos en la medida que podamos. Mucho se ha investigado y publicado sobre la luz, sobre su uso correcto. Es hora de hacer caso a los expertos, de comunicar, de divulgar, de formar y llevar sus enseñanzas a la práctica. Parece que, de no iniciar un cambio urgente en la iluminación pública, llegaremos tarde y perderemos la oportunidad de renovar con criterio un buen porcentaje de los puntos de luz de nuestro país en los próximos años. Reflexionar sobre qué está pasando y por qué el resultado que observamos en las ciudades no es el idóneo resulta una cuestión urgente, inaplazable. No es tarea fácil. Si no iniciamos un cambio, las consecuencias sobre nuestro futuro y el daño al sector serán una realidad, difícilmente cuantificable, pero una realidad.
Somos muchos los que creemos que el cambio es posible. Es momento de sumar esfuerzos e iniciativas. Un equipo de profesionales, una buena planificación urbana, un buen diseño, un buen proyecto, un buen material, un marco normativo y regulatorio adecuado, unos objetivos de sostenibilidad claros, una licitación coherente, una buena ejecución, una buena explotación de red son figuras en el tablero de ajedrez de la iluminación pública. De esta partida dependerá la pérdida irrecuperable de la noche en nuestras vidas y la pérdida de la contemplación de un cielo nocturno no contaminado. Y no sólo eso, también nuestra salud, la de la biodiversidad que nos rodea. El planeta está en jaque. La situación medioambiental es crítica. ¿En qué lado del tablero juegas?
Los integrantes de la cadena de valor del alumbrado público somos parte del problema, pero también parte de la solución hacia la sostenibilidad real. ¿Podemos hacer algo? Por supuesto que sí. Somos técnicos formados y excelentes profesionales. La tecnología nos acompaña. La actuación individual de unos pocos difícilmente tendrá impacto global. Parece oportuno reflexionar sobre cómo ordenar las cosas y aprovechar para poner en valor nuestro trabajo y la importancia de una buena iluminación pública y privada. Debemos traer estrategia a la improvisación, hacer una reflexión profunda sobre dónde se encuentra la iluminación de nuestro país y preguntarnos como mejorar la situación, cómo marcar un punto de inflexión y, a partir de ahí, avanzar juntos. Los autores conceptuales de la iniciativa Slowlight tenemos una respuesta ilusionante sobre esta cuestión. Nuestra visión de la iluminación de la ciudad se alinea con los objetivos ODS de desarrollo sostenible y quiere aprovechar todo el buen hacer, el conocimiento sectorial, el desarrollo tecnológico y el potencial técnico de nuestro país para lograr mejores ciudades a través de la luz. Slowlight nace para acentuar la necesidad de un cambio, para hacernos reflexionar, de un modo arriesgado pero valiente al mismo tiempo. Nace para integrar, sumar esfuerzos, colaborar, compartir conocimiento. Slowlight quiere despertar conciencia en la administración pública, así como en el sector privado, y subrayar la necesidad de un cambio urgente.
El Manifiesto Slowlight para una iluminación pública sostenible, de los autores Coque Alcázar y Raquel Valiño, recoge los principios básicos de la filosofía Slowlight y abre la puerta de entrada a esta iniciativa. Se trata de una primera edición que puedes descargar y que esperamos se mejore con vuestras aportaciones. No pretende ser perfecto, simplemente iniciar un cambio conceptual en la que todos podemos aportar. Se puede acceder al manifiesto completo en el siguiente enlace.
El pasado día 16 de mayo de 2020, celebramos confinados el Día Internacional de la Luz ¿te apuntas al cambio?