Juan Federico de la Paz Gómez

Instituto de Astrofísica de Canarias

La Ley 31/1988, de 31 de octubre, sobre Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias, establece un conjunto de medidas con la finalidad de garantizar la calidad de los observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias, entre ellas la aplicación de restricciones lumínicas en las zonas protegidas.

La Oficina Técnica de Protección de la Calidad del Cielo del IAC ha elaborado, desde 1992, procedimientos y distintas guías técnicas para dar solución a la casuística derivada de los proyectos e instalaciones de iluminación exterior llevadas a cabo en ese tiempo en el ámbito territorial de aplicación del régimen de protección establecido en la Ley 31/1988, de 31 de octubre, y en su Reglamento. Con la llegada de los led, ha sido necesario ensayar una gran cantidad de placas y luminarias de ledes a efectos de buscar las más idóneas y técnicamente viables que se adecuen a los objetivos de esta Ley 31/1988 y el Real Decreto que la regula.

Para conciliar el cumplimiento de los objetivos del Reglamento y las necesidades de alumbrados de la población, se han ido adaptando los criterios técnicos e interpretaciones de la norma a los nuevos avances tecnológicos y de estudios de impacto de las observaciones para que la protección sea efectiva y no exigir más limitaciones que las necesarias.

El objetivo de esta ponencia es analizar, en primer lugar y por medio de imágenes de satélite, si la realmente está aumentando la contaminación lumínica por culpa de la introducción de los ledes en el alumbrado público y se expone en forma de “Top 10” las instalaciones (desde alumbrado público al ornamental) cuales son las que más repercusión tienen en el posible aumento de la contaminación lumínica. Del mismo modo se proponen medidas para la posible minimización en cada caso aportando soluciones técnicas viables. El objetivo principal es intentar compatibilizar las diferentes actividades humanas con el menor impacto en el medio ambiente y en el cielo nocturno de zonas especialmente protegidas de la contaminación lumínica.

Un uso correcto y responsable de la iluminación en la zonas urbanas y cercanas a zonas protegidas no solo permite que se sigan manteniendo la calidad del cielo de una zona concreta, sino que además se causa un menor impacto en el medio natural.

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