
La presidenta de la Fundación Starlight defiende que el cielo nocturno sea reconocido como un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, y subraya la necesidad de una visión compartida entre ciencia, iluminación y regulación para preservar este recurso natural, cultural y económico.
Con un tono firme, cercano y apasionado, la astrofísica y presidenta de la Fundación Starlight, Antonia Varela, protagonizó una de las intervenciones más aplaudidas del LI Simposium Nacional de Alumbrado, organizado por el Comité Español de Iluminación (CEI). Su ponencia, de carácter magistral, abordó con profundidad el impacto de la contaminación lumínica y de las nuevas amenazas al cielo nocturno desde una perspectiva científica, ambiental, cultural y económica.
Pérdida del cielo: un problema global con impacto local
Varela recordó los orígenes del concepto de contaminación lumínica desde el mundo astronómico, donde los astrónomos fueron los primeros en detectar que “los objetos celestes desaparecían del campo de visión, no porque dejaran de existir, sino porque la luz artificial impedía verlos”. Hoy, explicó, el problema se ha ampliado y se ha agravado: más del 83% de la población mundial vive bajo cielos contaminados.
“No es que hayan desaparecido las estrellas. Es que las hemos borrado”.
Expuso que esta forma de contaminación afecta a campos muy diversos: desde la investigación científica hasta la biodiversidad, pasando por la salud humana, el patrimonio cultural, el desarrollo sostenible y el derecho a disfrutar de un cielo estrellado.

Antonia Varela, presidenta de la Fundación Starlight, durante su ponencia magistral en el LI Simposium Nacional de Alumbrado.
Una amenaza creciente: iluminación ineficiente y mega-constelaciones
Advirtió que la contaminación lumínica crece a un ritmo superior al 9% anual, y que este fenómeno está estrechamente vinculado con la sobreiluminación urbana y la falta de criterios de eficiencia y direccionalidad en el alumbrado. Mencionó también la falta de regulación efectiva: “Sin conciencia, las leyes no sirven. Pero sin leyes, la conciencia sola tampoco basta”.
A esta situación se añade una amenaza emergente: la proliferación de mega-constelaciones de satélites, que según Varela están transformando el cielo en un espacio congestionado, brillante y contaminado también a nivel radioeléctrico.
“El espacio es parte de nuestra atmósfera. No está fuera de nosotros. Cuidarlo es cuidar la Tierra”.

Varela expuso la propuesta de incluir el cielo nocturno como el 18.º Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Cielo y desarrollo: ciencia, salud, cultura y economía local
Durante su intervención, Varela defendió que el cielo nocturno no solo tiene un valor simbólico o poético. Es también un recurso económico y de desarrollo. Recordó que la Fundación Starlight, creada desde el Instituto de Astrofísica de Canarias, impulsa una red de más de 250 territorios certificados y promueve el astroturismo como motor de emprendimiento rural sostenible.
“En zonas empobrecidas o en riesgo de despoblación, el cielo puede ser un activo de futuro. Hemos visto comunidades que gracias a ello hoy tienen electricidad, empleo y dignidad”.
Se refirió también a los efectos negativos de la luz artificial sobre la fauna nocturna, los ecosistemas marinos, los ciclos circadianos y el cambio climático.
“El 65% de las especies son nocturnas. No proteger la noche es atacar la biodiversidad”.

Defendió el astroturismo y la certificación Starlight como herramientas de desarrollo sostenible en territorios rurales.
Una propuesta global: el cielo como ODS 18
El eje central de la ponencia fue la iniciativa que lidera Varela para que el cielo nocturno sea reconocido como el 18º Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Explicó el proceso técnico, político y científico que implica dicha declaración, y presentó los avances alcanzados hasta ahora en foros internacionales como la ONU, el Senado de España o el Parlamento de Canarias.
“El cielo es el único ecosistema no contemplado en los ODS actuales. Si no lo protegemos, quedamos incompletos como humanidad”.
La propuesta, ya registrada en Naciones Unidas, ha sido respaldada por científicos, representantes institucionales y redes internacionales de mujeres líderes. Varela detalló cómo el cielo se conecta directamente con al menos seis ODS vigentes: salud, clima, ciudades sostenibles, biodiversidad terrestre y marina, y cultura.
Conclusión: ciencia y alumbrado, hacia un lenguaje común
Varela concluyó su intervención con un llamamiento directo al CEI y a todos los profesionales del alumbrado: crear un marco de diálogo y regulación conjunto entre la comunidad científica, los diseñadores de alumbrado, las administraciones y la sociedad civil.
“No hay razón para seguir haciendo mal las cosas. Se puede iluminar bien y proteger el cielo. Solo hace falta voluntad, criterio técnico y compromiso compartido”.
Finalizó con una cita de Carl Sagan, para recordar el vínculo universal que nos une al firmamento:
“Todos ustedes son nebulosa. Todos ustedes son polvo de estrellas”.